Cuento : El Joven Manos de Mate
Érase una vez un inventor viudo que deseaba con todas sus ganas tener un hijo. Horas y horas en su laboratorio lo habían condenado a una eterna soledad.
Una noche de insomnio, casi llegando a la locura, comenzó a ensamblar lo que sería su obra maestra como inventor: un hijo mecánico. Pero entre tanto cansancio, no se dio cuenta que sin querer colocó en vez de manos, un termo y un mate.
El joven "Manos de Mate" era querido por todos en El Prado, vecinos, parientes y amigos se arrimaban a toda hora para matear con aquel robot que tenía un alma tan triste y húmeda, como la yerba misma de su popular mate. Su padre estaba orgulloso de su creación, pero aquel que fuera digno de admiración por lo novedoso en su momento, comenzó a sentirse vacío por dentro... Como ese termo que se vaciaba cada 45 minutos y que tenía que volver a calentar a la cocina de su padre.
No fue sino cuando comenzó la escuela que se dio cuenta que era diferente al resto. En la escuela no podía tonar mate, iba en contra de las reglas. Los otros niños en vez de pedirle para tomar mate, se burlaban de él por la forma de sus manos.
Un día enfadado, antes de llegar a su casa, vio pasar el 132 y no dudó en poner las manos en la calle para que el omnibus le quitara su sufrimiento. Llegó a casa llorando, despotricando contra el padre, maldiciéndolo. El padre al verlo si manos se dio cuenta de todo. Todo le cerraba. Jamás había tomado un mate en su vida, detestaba el mate. Rápidamente tomó sus manos mientras se desvanecía. Al despertarse, su padre lo esperaba sonriente.
- Ya está hijo, ya pasó, ahora sí vas a ser feliz.
El joven "Manos de Mate" levantó los brazos y se dio cuenta que iba a extrañar al viejo termo y mate... Su padre los había suplantado por una taza y una jarra de porcelana.
The End.
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