jueves, 10 de junio de 2021

Federico y la Flotanina

Federico era un niño muy curioso, hijo de un científico muy desordenado.

El papá, iba dejando por la casa sus experimentos e inventos desparramados como si nada y, Federico, como todo niño curioso, iba tocando y probando las genialidades de su desordenado padre.

Un día, Federico vio una pastilla con el nombre FLOTANINA que decía "Cuidado: no consumir en espacios abiertos".

Entonces Federico, haciendo caso a las instrucciones, fue con la pastilla a su cuarto, se aseguró de tener todo cerrado y se tragó la pastilla de Flotanina.

Todo su cuerpo se comenzó a hinchar levemente y comenzó a sentir como sus pies se iban despegando del suelo.

¡Federico comenzaba a flotar! En el lapso de un minuto, aquel niño curioso estaba fascinado con lo que podía ver desde el techo, donde se había detenido... Y de donde no se podía bajar.

Observaba cómo se veía su habitación desde arriba y todo le parecía muy extraño, pero le gustaba ese nuevo punto de vista... Le hacía acordar a la profesión de su tía, la arquitecta Roberta.

Al cabo de 10 minutos, después de haber visto con gran detalle su habitación... Después de haber incluso encontrado algunos juguetes que creía perdidos (porque Federico era tan desordenado como el padre), comenzó a aburrirse y decidió bajarse... ¡Pero no podía! Empujó hacia abajo, sopló, cerró los ojos y se concentró para dejar de flotar, pero no había caso. 

Entonces, se le ocurrió algo que cualquiera en su situación hubiera hecho. Gritar.

-¡Papá, ayúdame a bajar por favor!

Al escuchar el grito, el científico llegó corriendo al cuarto de Federico, pero al abrir la puerta no vio a nadie.

-¡Acá arriba, pa!- dijo Federico.

El padre levantó la cabeza y vio a su hijo pegado al techo y, en vez de regañarlo, comenzó a reír como un loco.

-Ay, Federico, cuántas veces te tengo que decir que no podés probar los experimentos de papá... No te preocupes, la Flotanina solo dura 30 minutos, en cualquier momento vas a empezar a descender, mientras tanto, disfruta de la vista.

A los pocos minutos, Federico comenzó su descenso y volvió a tener los pies en el piso. Estaba en el mismo cuarto, pero se veía diferente. 

Federico y la Flotanina

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